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EMPRENDEDOR A PUNTO DE CERRAR SEGUNDO NEGOCIO DEBIDO A LA “RENTA” QUE LE TOCA PAGAR A LOS MUCHACHOS

Manuel es un pequeño comerciante capitalino que está en una encrucijada: no sabe si continuar con su negocio o cerrarlo porque ya no puede pagar las extorsiones que le exige la pandilla 18, del grupo que se autodenomina revolucionarios. Está desesperado y preocupado porque puede perder su único negocio, en el centro de San Salvador, con el que sostiene a su familia.

Y es que para él, este seria el segundo negocio que le tocaría cerrar debido al mismo fenómeno, hace cinco años, Manuel era dueño de dos pequeños negocios en la zona céntrica de San Salvador, pero las extorsiones que le exigían las pandillas llevaron a la quiebra su negocio que más ganancias le daba.
Relata que un colaborador de las pandillas llegaba cada mes a traer $350, la cantidad exigida por esos grupos criminales, a cambio de que lo dejaran trabajar tranquilo.
A este negocio llega un adolescente (casi un niño) a traer los $200 que tiene que entregarle a la pandilla que controla el sector donde se encuentra situado su negocio.
“Han llegado cipotes a cobrarme y cuando me agarran el dinero tiemblan de miedo, pobrecitos, dan lástima, y uno con cólera porque ellos (cabecillas de pandillas) no van a cobrar la renta”, comparó.

Manuel se pregunta la efectividad del Plan Control Territorial que tanto muestra el gobierno como logro, ya que él no ve resultados de ello, sino que sigue igual, ha pensado en comprarse un arma de fuego y defenderse por su propia cuenta, pero sabe que el día de mañana a quien meterán en la cárcel será a él y no a los pandilleros.